FDJ

Los miembros de la Familia Discípulas de Jesús:
Los miembros que integramos la Familia Discípulas de Jesús, es parte del sueño del beato Pedro. Las Discípulas, movidas también por la voluntad de Dios, que fue la que inspiró al beato Pedro el Instituto Discípulas de Jesús, junto con los laicos, participamos de un mismo carisma.
En el presente, no entendemos el Instituto ni ningún apostolado sin los laicos. Con ellos trabajamos de manera cotidiana y nos enriquecemos mutuamente día a día, en el colegio, parroquias, casas sacerdotales, misiones…Constatamos que cada vez se estrechan más los lazos entre nosotros y vamos caminando juntos.

Los laicos:

• Se integran plenamente en la vivencia del carisma de las Discípulas de Jesús.

Siguen a Cristo en las condiciones comunes de la vida.

• Son llamados a vivir el espíritu sacerdotal y el apostolado litúrgico y vocacional.

• Las actitudes sacerdotales se concretan en: ser bendición, salvación, ofrenda.

• Trabajan por un mundo mejor.

• Fortalecen su vida cristiana a través de la oración personal y litúrgica. Hacen de la Eucaristía su fuente de vida.

• Laicos y religiosas, se enriquecen mutuamente, sintiéndose partícipes de la misma familia.

• Fortalecen los vínculos con los demás laicos con los que comparten la misma espiritualidad.

• Participan en la vida pastoral de los colegios, parroquias, casas sacerdotales, misiones… transmitiendo el carisma.

• Aceptan las opciones de misión del Instituto Religioso Discípulas de Jesús.

• Impulsan la expansión del carisma, convencidos de la riqueza que aporta su ser de laicos.


Pertenecer como LAICO a la Familia Discípulas de Jesús supone:

"Vivir en el Magisterio de Jesús, imitando sus actitudes sacerdotales: para con el Padre es un Glorificador; para con los hombres, un Salvador; para consigo mismo, una Víctima."
Los laicos también estamos llamados a seguir a Jesús como Maestro y vivir de su sacerdocio teniendo como misión específica:

GLORIFICADORES DEL PADRE: Los laicos debemos dar Gloria a Dios con nuestra vida y con nuestras obras en medio del mundo. Ser una bendición y bendecir. Reconocer a Dios cada día en cada momento y en cada persona con la que nos relacionamos. Que nuestras palabras, gestos y pensamientos sean desde el Señor por tanto vivir y cuidar la Eucaristía y la Oración.

SALVADORES CON CRISTO: Nuestro seguimiento de Cristo nos pide un testimonio de amor a su estilo en nuestras relaciones cotidianas. Buscar lo positivo de las personas y de los acontecimientos, potenciar el perdón, la reconciliación la misericordia y la cercanía con el prójimo. Generar actitudes en nosotros que nos acerquen a Jesús.

OFRENDA CON CRISTO: Una actitud importante es la capacidad de servicio. Debemos estar atentos y disponibles a las necesidades de nuestro entorno y ofrecernos cuando podamos ser útiles. Debemos ser ofrenda con Cristo uniéndonos a Él y a su sacrificio en el ofrecimiento de nosotros mismos y de nuestras actividades diarias, sin separar lo personal de lo profesional y social.