7. NOVENA AL BEATO PEDRO RUÍZ DE LOS PAÑOS.
Día séptimo
AMOR SUPREMO A JESÚS EUCARISTÍA
En el nombre del Padre…
Oración inicial
Padre mío, por medio de tu amado Hijo Jesús, te pido la gracia de amarte con amor puro, y la de amarle y hacerle amar a Él hasta que me consuma en su divino Corazón. Envíame continuamente a tu Santo Espíritu para que en todo me absorba y mi dirija.
Hazme cumplir siempre tu voluntad. Infúndeme una oración continua, y dame cuanto para mí desea Jesús, sobre todo la gracia de la verdadera humildad. Te ruego por todos mis deberes, por las personas a quienes amo, por mis enemigos, por las almas del Purgatorio, por la conversión de los pecadores, por la perseverancia de los justos, por el fervor de las almas -sacerdotales- consagradas, por las vocaciones, por los que padecen (y por esta necesidad… pídase aquí la intención que desea presentar al Señor), cuyo remedio espero alcanzar de tu bondad infinita por el poder de intercesión de tu sacerdote y mártir Pedro, que tanto te glorificó con su santa vida y muerte sangrienta. Defiéndeme de las acechanzas del diablo, de la complacencia propia, de los peligros de la consolación y del apego a las criaturas.
Recibe como ofrenda el Corazón de Jesús, el de María, -el de San José, el del Beato Pedro- y el mío, cuyos afectos te consagro exclusivamente. Amén. (Lo que está en letra en cursiva son añadidos).
Palabra viva
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas, 22, 14-20
Cuando llegó la hora, Jesús y los apóstoles se sentaron juntos a la mesa. Jesús dijo: «He tenido muchos deseos de comer esta Pascua con ustedes antes de que comiencen mis sufrimientos. Pues ahora les digo que no volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Dios». Luego tomó en sus manos una copa de vino y le dio gracias a Dios por ella. Entonces dijo: «Tomen esto y repártanlo entre ustedes. Pues no volveré a beber vino hasta que venga el reino de Dios». Tomó un poco de pan y dio gracias a Dios por él. Luego lo partió en trozos, lo dio a sus discípulos y dijo: «Esto es mi cuerpo, el cual es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria de mí». Después de la cena, tomó en sus manos otra copa de vino y dijo: «Esta copa es el nuevo pacto entre Dios y su pueblo, un acuerdo confirmado con mi sangre, la cual es derramada como sacrificio por ustedes.
Palabra del Señor.
Iluminación desde el Beato Pedro.
Jesús nos dejó la Eucaristía “…para que no quedáramos cortos en el agradecimiento…, porque en este sacrificio… ofrecemos un don mucho mayor que el que solicitamos… La santa misa es el acto que más gloria le da a Dios entre cuantos puedan imaginarse y el único que se la da proporcionada a sus beneficios. Es el suceso más importante de todo el mundo, y el sacerdote, al intervenir en él, realiza una obra más grande que la que realizaría interviniendo con Dios en la creación del mundo…Ser sacerdote es estar en misma fuente de la gracia.” (Hernansanz, J.: _Profeta como fuego._ Serve-Cuesta, p. 96).
Reflexión
La gran mayoría de los santos profesa un amor tiernísimo a la Eucaristía, tanto la celebración como las sagradas especies del Cuerpo y Sangre de Jesucristo, veladas en el pan y el vino. Don Pedro, un profundo “enamorado de Jesucristo”, vivió y celebró todos los días los sagrados misterios eucarísticos, tal y como lo indicó el Maestro a sus apóstoles. Ciertamente los cristianos bautizados que gustan de estos majares y atisban a darle verdaderamente algo del valor que ellos tienen, no pueden desligarse de celebrarle día a día, de tal manera que se convierte en el aire que respiran sus cuerpos y sus almas. Cuánto más los santos, que le han abierto de par en par el corazón a Cristo, y ellos no atisban, sino que se sumergen en este mar infinito, aunque, sin entenderlo, porque es muy grande, pero lo importante es que lo viven, porque sus vidas se convierten en hostias santas, que se donan en bien de los demás, a semejanza de Jesús, el Maestro. Recibir la Santa Eucaristía ya se hace una necesidad diaria para los que viven enamorados de Jesucristo, como el Beato Pedro.
Hacemos un momento de silencio…
Para finalizar
Oremos finalmente como Jesús nos enseñó: Padre Nuestro…
Oración
Oh Dios, que con la sangre derramada de tu sacerdote Pedro, fecundaste su labor apostólica, entregada al fomento de las vocaciones. Concédenos, por su intercesión, imitar su espíritu de sacrificio y ofrenda, para ser auténticos discípulos de tu Hijo en medio del mundo y de la Iglesia. Él, que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. (Oración colecta de la Liturgia de la memoria al beato)
“Caridad de Jesús, Maestro divino, reina siempre en nuestros corazones”
(Frase de Don Pedro).
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén