Quiénes

somos

"Estudiad a Jesucristo, que es la clave de todo" (Beato Pedro)

Nuestro nombre de Discípulas de Jesús, según nuestro Fundador, significa una particular imitación de Jesucristo: "Han de mirarlo como Maestro y como discípulas han de vivir de sus criterios, de su amor y de su ministerio".

Nuestro espíritu nos pide vivir el sacerdocio de Jesucristo que siendo Víctima, es Glorificador del Padre y Salvador de los hombres. Todo nuestro ser de discípulas debe estar informado por el espíritu sacerdotal de Jesucristo.

Las Discípulas de Jesús así, aspiramos con todas nuestras fuerzas a la glorificación de Dios, alabando y siendo motivo de alabanza al Padre con nuestras palabras y obras; a ser salvadoras con Cristo, viviendo la vida como historia de salvación, siendo misericordiosas y compasivas, dispuestas siempre a crear condiciones de vida cada vez más plena a nuestro alrededor; y a ser víctimas en constante ofrenda con Él, aceptando los gozos y dificultades del día a día; siendo testimonio de fidelidad y entrega sin condiciones a la voluntad del Padre.

La espiritualidad del Instituto se basa en la Liturgia, especialmente en la Eucaristía, por la que Cristo actúa su sacerdocio.

Nuestro Instituto tiene como misión específica en la Iglesia:

•       El culto de adoración, acción de gracias, petición y reparación a Dios Padre por Jesucristo. Por ello consideramos la Liturgia como fuente de vida espiritual y también actividad apostólica.
•       La promoción, defensa y fomento de las vocaciones sacerdotales, religiosas y cristianas

Un sueño hecho realidad.

Pedro Ruiz de los Paños y Ángel… recibió de una vez toda la luz…
“Discípulas de Jesús”, es su nombre.


Pedro vivió totalmente para su sacerdocio. El ideal sacerdotal estaba tan arraigado en su vida que absorbía su existencia y la irradiaba por todos los medios. Las Discípulas de Jesús son la expresión última y fruto maduro de su espíritu sacerdotal.

Aunque fue asesinado antes de realizar la fundación, Don Pedro tenía la seguridad total de que se llevaría a efecto, aunque no fuera él quien la realizara. Y así fue...

Antes de ser martirizado Don Pedro, había preparado diferentes documentos sobre el Instituto Discípulas de Jesús y su Carisma, entre ellos las Constituciones. Al terminar la guerra los Operarios Diocesanos celebran un Capitulo General en 1936. Acuerdan, entre otras cosas, intentar realizar la fundación planeada por Don Pedro. Don José María Jiménez, un sacerdote de la Hermandad de Operarios, queda como responsable.

Es así como comienza la fundación en la ciudad de Valladolid con la aprobación y apoyo del Arzobispo Don Antonio García. Esta se ve concretada, luego de varios años, con la profesión de votos de las primeras Discípulas de Jesús el día 21 de Diciembre de 1942.